En ocasiones, cuesta mucho tiempo olvidar un amor no correspondido por el simple hecho de que podemos quedarnos estancados en la duda de qué hubiese pasado si las cosas se hubiesen dado de otra manera. O incluso, podemos experimentar el enganche psicológico de aquello que se nos ha presentado como imposible. Un amor no correspondido duele especialmente si, por circunstancias de la vida, has seguido coincidiendo con esa persona que te rechazó, has visto su evolución personal, conoces novedades de su vida… En definitiva, la distancia y la falta de contacto nos ayuda a autoprotegernos en este tipo de vivencias frente a personas que pueden jugar con los sentimientos.
Un amor no correspondido es una experiencia de la vida. Te animo a vivirla como tal. Una experiencia totalmente natural que han vivido la mayoría de las personas en algún momento. Y este tipo de situaciones, aportan grandes lecciones de aprendizaje: aprenderás que saldrás adelante fortalecido y esto te ayudará a relativizar lo ocurrido. Descubrirás que no viviste esa historia de amor que habías soñado y no ha pasado absolutamente nada. Has sufrido, es cierto, pero dicho dolor te ha enseñado a valorar más a tus amigos.
Y ojalá que te haya ayudado a quererte a ti mismo. Un paso importante de amor propio es ese momento en el que dices: «Hasta aquí». Ya no quiero seguir en este punto, ya no quiero seguir pendiente de una persona que no me hace caso, ni alimentando una historia que me desgasta de un modo inhumano.