Está claro que en muchos momentos, la psicología humana no propicia el reencuentro inmediato con la pareja después de una discusión. Así lo muestra, por ejemplo, la situación de aquella pareja que tras haber tenido una pelea verbal, pasa el resto del día sin dirigirse la palabra. Este tipo de actitud es poco constructiva a largo plazo porque alimentar el efecto del orgullo, marca una distancia afectiva que se asemeja a un muro. Cada uno espera que sea el otro quien dé el paso de pedir perdón y disculparse. Es decir, cuando tu pareja cambia contigo, es posible que te desconcierte, y a la inversa.
El problema se agrava cuando este mecanismo de comportameinto se transforma en un hábito de conducta repetido. A punto de estrenar un nuevo año, bien merece la pena fomentar nuevos propósitos de amor para construir una relación sana. Hoy te proponemos un objetivo: no te vayas a la cama enfadado con tu pareja, haz antes las paces. Busca esa reconciliación, pide disculpas, ten un gesto bonito. Busca el encuentro interpersonal entre ambos porque esta higiene mental fortalece la relación. Y porque además, si no lo haces, es muy posible que en la mañana siguiente todo continúe del mismo modo.
No te vayas a la cama sin hacer las paces con tu pareja ya que además, la ira interior puede causar incluso dificultades para dormir bien como consecuencia de esas preocupaciones que alteran tu estado de ánimo. Por tanto, hacer las paces es un elixir de descanso reparador.