Perdonar una infidelidad y ser más felices

No es nada fácil superar una infidelidad, avanzar en una relación cuando el sufrimiento es latente después de la decepción. Sin embargo, pese a que es díficil lograr ese objetivo, conviene recordar que también existe esta circunstancia. Es decir, existen parejas que consiguen rehacerse de nuevo a partir de una situación de estas características. Recordarlo es positivo porque con frecuencia, el impulso inicial en el primer momento es el de cerrar esa puerta.

Hacerlo es un derecho totalmente lícito, de hecho, es un gesto de libertad cerrar una historia cuando los valores que has observado en la otra persona rompen por completo aquello que tú buscas en una relación. Sin embargo, si tu deseo es luchar por esa historia, y tu pareja opina lo mismo, ambos podéis intentarlo. Eso no significa que lo logrés. Sin embargo, solo podéis saberlo si os dais esta nueva oportunidad. No es malo perdonar una infidelidad. De hecho, es mejor no analizar la decisión en términos morales, sino en términos de felicidad.

Cómo superar una infidelidad

Con frecuencia, las parejas deciden hacer este nuevo intento sin contar con apoyo externo. Sin embargo, en muchos casos, es recomendable hacer una terapia de pareja. En este contexto terapéutico te sentirás más preparado para expresar tus sentimientos, resolver tus dudas y poner palabras a esos nudos internos. Después de una infidelidad el dolor es tan grande que, por esta razón, es recomendable contar con el apoyo de un mediador que fomenta la escucha y el entendimiento mutuo. Para superar una infidelidad tienes que escuchar a tu pareja (y a la inversa). De lo contrario, no existe diálogo, sino monólogo.

Antes de decidir si realmente quieres luchar o no por una infidelidad puedes valorar distintos aspectos: balance general de la historia, circunstancias de la propia infidelidad o el modo en el que fue descubierta la noticia.

Después de una infidelidad puedes sentir rabia, enfado, compasión, frustración, decepción, desánimo, pesimismo… Estos sentimientos son desagradables, es como una tormenta de emociones que te llevan a vivir el amor en la cuerda floja. Estas emociones, aunque desagradables, son muy saludables porque te ofrecen una información sobre tu relación de pareja y cómo te sientes. Escucha esas sensaciones. No reprimas el dolor.

Puedes dar una nueva oportunidad a la relación. Pero si lo haces, hazlo porque crees realmente en ese amor. Pero no des el paso por miedo a la soledad o por aquello que dirán los demás. Valórate de verdad.

Quien se posiciona como víctima de la infidelidad, puede caer en el tópico de pensamientos recurrentes que no resultan constructivos a largo plazo: ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿No me merezco este dolor? ¿Qué voy a hacer a partir de ahora?

Pese al shock inicial de la noticia de la infidelidad, es mejor que partas de la aceptación de los hechos para tomar una decisión. ¿Cómo perdonar una infidelidad y ser más felices? Esto solo es posible a partir del amor real de la pareja, del deseo compartido por corregir los errores previos y crear una nueva alianza a partir de una oportunidad tomada de mutuo acuerdo.

Cosas que no debes hacer para superar la infidelidad

Mirar hacia otra parte, como si la ley del paso del tiempo fuese suficiente para curar las heridas. Tampoco es aconsejable que te presiones para pasar página en poco tiempo. El corazón tiene sus ritmos y para sanar la herida no solo tienes que sanar tu corazón, sino también, racionalizar lo ocurrido a nivel mental. Intenta no expresar frases de amor eterno en este momento. Corres el riesgo de prometer algo que no puedes cumplir.

No asumas sobre ti mismo el peso de toda la responsabilidad en la recuperación de la felicidad en la pareja. En cualquier etapa del amor, la ilusión es compartida en colaboración común. Si uno de los dos asume todo el peso sobre sí mismo corre el riesgo de romperse emocionalmente.

Este es momento para tomar decisiones en el amor. Y para ello, tienes que ser sincero contigo mismo, para poder serlo con tu pareja, en un diálogo honesto mirando a los ojos del otro. Intenta no hablar en términos de culpabilidad sino de responsabilidad. No se puede borrar el pasado, pero sí es posible aprender de él.