Existen muchas personas en el mundo y cada una tiene su particular riqueza porque cada ser humano es un tesoro en sí mismo. En ocasiones, tenemos expectativas que no se ven cumplidas porque olvidamos que cada persona tiene su mundo, sus valores y sus creencias. Podemos llegar a proyectar nuestro propio mundo en el otro, y de pronto, nos sentimos mal cuando vemos que las cosas no son como hubiésemos querido.
Es decir, existen reacciones del otro que no se ajustan a nuestro modo de ser. En un caso, tenemos que entender que este es el puzzle de las relaciones personales y que en el otro lado de la balanza, nosotros también rompemos las expectativas de los demás.