¿Qué harías hoy mismo si no tuvieses miedo a la soledad? Algunas personas, tal vez, darían el paso de romper su relación de pareja. Otras se animarían a planificar un viaje en solitario a algún para algún lugar en un momento futuro. Otros protagonistas dejarían de sentirse invisibles y empezarían a tomar conciencia de la luz que desprenden cuando creen en sí mismos.
Y, sin embargo, el miedo a la soledad apaga la sonrisa interior en muchos momentos, es un obstáculos que afecta de forma significativa a la felicidad por una razón importante: si el miedo a la soledad persiste y condiciona la autonomía de aquel que tiene tantos recursos internos para gestionar las dificultades, es probable que establezca vínculos de dependencia en el amor o en la amistad.
Eso no significa que una persona que tiene miedo a la soledad no pueda establecer relaciones felices con los demás, sin embargo, este límite estará condicionando de forma negativa el potencial del propio lazo afectivo al reforzar la dependencia hacia el otro. Tal vez, el afectado por este temor quiera llenar algunos vacíos intensificando el tiempo con amigos. Es decir, quizá llegue a poner la felicidad en este reconocimiento externo.
Incluso estando felizmente enamorado, y siendo correspondido, es muy importante que tú tengas tu propio espacio. ¿Cómo evitar que el miedo a la soledad limite tu felicidad? En el blog de mobifriends compartimos contigo algunas ideas de desarrollo personal.
1. Tomar conciencia de esta limitación ya es un primer paso
El cambio no parte, únicamente, del hecho de darse cuenta de algo. Sin embargo, esta observación de la realidad sí es un primer paso muy significativo.
En caso contrario, puede darse la circunstancia de que una persona tenga este miedo a la soledad pero lo niegue. Mientras eso suceda no se permite avanzar verdaderamente.
¿Y cómo tomar conciencia de esta limitación? Reflexiona sobre todas aquellas cosas que dejas de hacer, observa cuántos asuntos han quedado pendientes por esta razón.
Una de las frases de amor sobre la soledad, un mensaje de Amado Nervo, dice así: «Si eres orgulloso conviene que ames la soledad, los orgullosos siempre se quedan solos». Es decir, si una persona orgullosa antepone este orgullo ante otras cosas más importantes, construye una apariencia que le distancia de los demás.
2. Crea nuevos momentos en soledad
Cuando una persona tiene miedo a la soledad se siente incómoda ante circunstancias que otros viven de un modo diferente. Por ejemplo, tal vez se sienta incómoda al asistir sola al teatro para ver una función durante el sábado por la noche.
La superación del miedo a la soledad es gradual. Comienza por marcarte retos más sencillos antes de definir otras metas que te parezcan más complicadas.
Pero, además, intenta observar la realidad no solo desde tu propia percepción, sino también desde otros puntos de vista. Muchas personas admiran a quienes disfrutan de su autonomía en su vida y en su tiempo libre. Es decir, la soledad también puede inspirar a los demás cuando esta superación se percibe como un acto de valentía.
3. Disfruta de una jornada de turismo en tu ciudad
Deja volar tu imaginación y piensa, por un momento, que eres un turista que está disfrutando de una estancia de varios días en un nuevo lugar. Revive la belleza del paisaje de siempre desde la atención a los detalles que produce el encuentro con la realidad en un viaje a un nuevo destino.
Tal vez no puedas concretar este plan en la actualidad, por diferentes circunstancias, sin embargo, sí puedes visualizar esta idea en un futuro no lejano.
La soledad también te invita a emprender un viaje muy importante en relación con la búsqueda de tu felicidad: el viaje del autodescubrimiento.
4. Si huyes de la soledad, la soledad te persigue
Es imposible huir de la soledad porque resulta inevitable afrontar momentos en solitario en muchos momentos inesperados. La soledad forma parte, en esencia, de la propia vivencia de la existencia humana.
Por ello, intenta aceptar este espacio en ausencia de los demás, como una experiencia que complementa otros instantes de compañía. El miedo a la soledad puede hacer que una persona evite proyectos importantes. Por ejemplo, una mudanza a una nueva ciudad para comenzar desde cero una nueva etapa.
En ese caso, el miedo a no tener amigos en este nuevo destino, se convierte en un límite. Y, sin embargo, en esta como en otras situaciones, esta circunstancia es temporal. Aquel que se muda a una nueva ciudad comienza a familiarizarse con las posibilidades de ese nuevo destino en el que, con paciencia y nuevas oportunidades, tendrá la posibilidad de construir nuevas relaciones.
Imagina que hoy tienes la posibilidad de escribir una carta dedicada a esa parte de ti que teme la soledad. ¿Qué le dirías a este «yo interior» que merece tu amor, tu compañía y tu abrazo?