A veces, la vida social se reduce de forma visible ante la irrupción de otras obligaciones y compromisos. La agenda profesional o personal puede presentar diferentes objetivos que van más allá de los planes en pareja, con amigos o familias. La vida social también ofrece la posibilidad de descubrir a nuevas personas y conocer gente interesante. ¿Pero qué hacer cuando el tiempo libre parece una expectativa personal que se pospone o se echa de menos? En el blog de mobifriends te damos 6 consejos para dedicar más tiempo a tu vida social.
1. Establece planes a corto plazo
¿Cuántas iniciativas quedan en el aire porque no se concretan de forma realista en el corto plazo? Por ejemplo, es posible que algunas relaciones hayan avanzado a partir de la inercia de posibles planes que, finalmente, no se llevan a cabo. Es decir, se expresan como un deseo positivo que pronto cae en el olvido. ¿Cómo evitar ese tipo de dinámica tan recurrente en las relaciones? Intenta hacer un espacio, aunque sea breve, para quedar con la otra persona o hablar por teléfono.
Los planes a largo plazo también son muy especiales, por ejemplo, un gran viaje requiere de más tiempo de organización. Pero la vida social se actualiza a través de experiencias muy sencillas como dar un paseo con un amigo, improvisar un plan al salir del trabajo o ir al cine para ver un estreno emocionante.
2. Flexibilidad: clave para cultivar la vida social
¿Qué hacer cuando el tiempo se percibe como una limitación en numerosos planes y proyectos personales? En ese caso, conviene ser flexible para optimizar las oportunidades disponibles. Por ejemplo, alguien que trabaja en fin de semana puede tener dificultades para que su agenda coincida con el horario laboral de otros amigos y conocidos. Tal vez anhela la oportunidad de programar planes especiales en sábado por la tarde. Sin embargo, puede organizar otras iniciativas a partir del lunes.
3. Crea nuevas rutinas para impulsar tu vida social
La palabra rutina es muy visible en el ámbito profesional o académico. También está presente en la vida del hogar. Es un término que muestra la importancia del orden y la organización en la forma de afrontar cada jornada. Pues bien, la improvisación refleja la flexibilidad a la que hemos hecho alusión previamente. Sin embargo, para cultivar la vida social también es importante adoptar nuevas rutinas.
Por ejemplo, salir a pasear en un horario específico, asistir a un nuevo curso de idiomas o concretar una reunión semanal con un grupo de amigos. Esas rutinas van tomando forma de manera gradual en la agenda: aportan sentido y motivación. Las rutinas deben reafirmarse a través del compromiso personal.
4. El tiempo libre merece un lugar especial en el orden de prioridades
El orden de prioridades puede poner el acento en numerosas cuestiones. A veces, el tiempo libre se percibe como menos relevante ante la necesidad de gestionar distintas ocupaciones. Sin embargo, la vida social aporta descanso, desconexión, equilibrio, optimismo y relaciones sociales. Por ello, intenta que ocupe un lugar en tu agenda personal.
5. Rompe la rutina de vez en cuando
La vida social también se alimenta con aquellas oportunidades que surgen en el camino. Por ejemplo, imagina que recibes una invitación para asistir a una fiesta de cumpleaños o participar en un evento. En ese caso, pueden venir a tu mente aquellas tareas pendientes de llevar a cabo.
Pero quizá puedas hacer algunos cambios en tu agenda para confirmar tu asistencia. Será una buena ocasión para conocer gente, mantener conversaciones y disfrutar del presente.
6. Lidera tu vida social y tu presente
¿Quieres ampliar el tiempo que dedicas a compartir planes con amigos? ¿Deseas crear nuevas condiciones en tu vida para conocer gente nueva? Lidera tu presente, es decir, adopta el papel de protagonista. Aunque los planes en soledad son valiosos en sí mismo, porque aportan experiencias relacionadas con la introspección, también establecen un puente para conocer gente nueva. Por ejemplo, surgen nuevas posibilidades para coincidir con otros vecinos del barrio.
Hay fechas clave en las que es frecuente poner más atención en objetivos que muestran la expectativa de mejorar la vida social. El inicio de año o las vacaciones son un buen ejemplo de esa perspectiva. ¿Pero qué ocurre con todas esas metas que no se atienden en la práctica? ¿Dónde quedan los proyectos y expectativas? Así como el cultivo de la vida social produce beneficios emocionales, la exigencia constante puede alimentar la frustración personal.
El cultivo de la vida social favorece el mantenimiento de las relaciones personales significativas. La ausencia de espacios de encuentro puede derivar en la ruptura de algunas amistades que se distancian de manera definitiva. Es en el encuentro con el otro cuando las demostraciones de afecto y las frases de amor y amistad adquieren su verdadero valor.