El amor tiene muchas formas de manifestarse, existen vínculos afectivos muy diferentes pero en el seno de la vida de cualquier persona, el amor de los padres es vital. El 19 de marzo se celebra el Día del Padre. Una fecha que puede ser tachada como una excusa comercial por parte de las tiendas para vender más gracias a la compra de los regalos por parte de los clientes. En tiempos de crisis económica, el Día del Padre es un momento positivo por partida doble: por un lado, es una buena ocasión para reforzar el consumo y recuerda, que un regalo también es una forma de decir «te quiero», o «gracias por estar ahí».
Existen personas que han despedido a su padre y que sienten nostalgia en esta fecha. Es posible tener un gesto simbólico de ir al cementerio para llevarle flores a la tumba. Los recuerdos de un ser querido tan importante como un padre siguen estando siempre en la mente de cualquier hijo. Es una forma de dar eternidad a quien se ha ido. Y no existe mejor homenaje a su memoria.
Por otra parte, quienes más allá de los 50 años de edad todavía siguen teniendo a su padre tienen que sentirse muy afortunados por su presencia y conviene disfrutar el presente con una celebración familiar. Puede ser una buena razón para organizar una comida con primos y nietos.
El Día del Padre es un buen día para el agradecimiento por todo el esfuerzo que los padres hacen por sus hijos. Trabajan sin descanso para ofrecerles un futuro mejor del que ellos tuvieron. Por esta razón, cuando los hijos trabajan y son independientes tienen la obligación moral de corresponder con su cariño y atenciones a todo ese esfuerzo previo.
Más allá de lo ocupada que tengas la agenda o de tu falta de tiempo, es importante que ese día hagas un hueco en tu agenda para lo verdaderamente importante: estar con tu padre para darle un abrazo. Los regalos inmateriales tienen mucho más valor que cualquier objeto material.
Y mostrar el afecto no sólo mejora las relaciones familiares sino que también, te da salud.
Imagen: Moda y Look