Vivimos en una sociedad de muchos roles y estereotipos sociales. La idea de que una pareja aporta felicidad produce una gran frustración y decepción en aquellas personas que no la han encontrado hasta el punto de esclavizarse a si mismas con la idea de la imperfección.
Tal vez se idealiza el amor de pareja porque tendemos a quedarnos con esa sensación de emociones que se viven de forma natural al principio del enamoramiento. Pero esas sensaciones caen con el paso de los meses y de los años. Además, aunque desde fuera todas parejas parezcan perfectas la realidad es que no lo son y muchas se mantienen por pura inercia, por apariencia, por miedo a la soledad o por dependencia psicológica. La soledad elegida parece difícil de comprender a nivel social. Pero existen personas convencidas al cien por cien de que no quieren asumir el precio que implica compartir la vida con otra persona: por ejemplo, pérdida de espacio vital, pérdida de autonomía e independencia, incluso, hay personas que tienen claro que no quieren tener hijos.
Una persona soltera puede disfrutar de su juventud durante más tiempo puesto que la realidad es que tener hijos implica hacer frente a muchas responsabilidades. Además, una persona que vive sola puede tener un tejido social amplio gracias a amistades, a la familia y a ligues que no se concreten en un matrimonio.
Sin embargo, a nivel social parece que existe una especie de presión para encontrar pareja y seguir los estereotipos marcados por el entorno. Por ejemplo, es habitual que una persona que esté en desempleo tenga que escuchar de forma constante preguntas que le recuerden su situación laboral. Estas preguntas lejos de ayudar a un desempleado le hacen daño puesto que no es positivo que a alguien que está buscando un trabajo se le pregunte día sí y día también a ver si le han llamado de una empresa.
Del mismo modo, a veces, a una persona soltera especialmente a partir de una edad, se le pregunta con regularidad a ver si está quedando con alguien o tiene algún interés especial en alguien. Aunque parezca extraño, encontrar una pareja no es un objetivo vital para todo ser humano puesto que cada persona tiene sus propias aspiraciones, inquietudes y su proyecto de vida. A veces, el proyecto de vida que tiene una persona puede ser incompatible con la idea de mantener un matrimonio y formar una familia.
La conclusión de este artículo es evidente: tener pareja es un regalo que aporta muchos puntos positivos a los protagonistas de una historia de amor cuando esa relación está basada en la comunicación y el respeto. Sin embargo, la soledad elegida también es un regalo para aquellos que deciden apostar por un modo de vida diferente. De hecho, la soledad permite a cualquier persona conocerse mejor a sí misma. Lo que siempre debes evitar es engañarte y pensar que te sientes bien en soledad cuando dentro de ti mismo te gustaría conocer a una persona especial.
Imagen: Flickr-Parafernálica