El amor es uno de los sentimientos más positivos de la vida, por esta razón, conviene reducir el peso de los miedos que surgen al amar a alguien para hacer espacio a todo lo bueno que trae consigo el amor. Así como existen situaciones que siempre producen dolor y sufrimiento (los celos, el rechazo amoroso y la infidelidad), del mismo modo, existen cinco situaciones que siempre producen alegría en la pareja. ¿Qué cinco situaciones aportan alegría en el amor?
1. La ilusión de un proyecto compartido. Es lo que ocurre cuando una pareja toma una decisión de mutuo acuerdo. Por ejemplo, convivir juntos, organizar una boda o tener un hijo. Cuando las parejas se sienten seguras en las decisiones que toman a corto o a largo plazo experimentan una agradable sensación de bienestar que se convierte en una reafirmación del propio sentimiento. Evidentemente, el nivel de alegría es mayor cuando se trata de una decisión importante.
2. Una buena noticia compartida en pareja se multiplica por dos. Por ejemplo, un aumento de sueldo aporta mayores recursos económicos a la pareja, ofreciendo nuevas posibilidades. Por ejemplo, gracias a ese aumento de sueldo puede que la pareja tenga mayores posibilidades de disfrutar de vacaciones, acudir con más frecuencia al teatro o ir al cine de un modo más habitual.
3. El amor correspondido produce una enorme alegría a aquella persona y a su vez, se siente amada. Es consciente de que da y recibe. La comunicación asertiva y la expresión de sentimientos ayuda a fortalecer este vínculo. Por esta razón, muchos de los momentos de alegría que vive una pareja tienen que ver con la comunicación: las frases de amor, los te quiero y las caricias emocionales nutren el alma del ser querido.
4. Las reconciliaciones de pareja dulces después de una discusión. Ese momento en el que todo vuelve a estar en su lugar, ese instante en el que el momento de conflicto se supera para priorizar lo verdaderamente importante: el respeto mutuo y el amor incondicional.
5. El placer de estar juntos durante un rato en el fin de semana, después de cinco días de trabajo en los que el cansancio impide disfrutar del mismo modo de los espacios de pareja.
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