Aquel que desconfía del amor, en el fondo, desconfía de sí mismo y de su propia capacidad de querer o de ser querido. Es decir, si se quiere superar el miedo al amor, entonces, es necesario reflexionar sobre uno mismo, mejorar la autoestima, practicar la aceptación interna y dar las gracias. Sólo así es posible lograr el eterno sueño: la correspondencia que produce alegría. Por el contrario, el desamor y el rechazo implica una herida abierta en el tiempo que cicatriza de forma lenta.
Tal vez, en la sociedad actual, las estadísticas aportan datos un tanto alarmantes sobre la situación un tanto general de las relaciones interpersonales. Prisas, encuentros esporádicos, rupturas y nuevos fracasos salen a la luz no sólo en las estadísticas sino también en nuestro propio entorno. Pero en el amor no importan las estídísticas no se puede hablar de sentimientos remitiendo a cifras ya que el único responsable de tu propia historia eres tú. Es decir, no importan los demás sino tus ganas de construir tu propia historia de amor junto a la otra persona que sea especial.