¿Quién no ha llorado por amor en algún momento de su vida? Las ilusiones rotas, el abandono inesperado a la pareja, el amor no correspondido, la soledad no elegida, el desamor, la baja autoestima producida por las dificultades en las relaciones sociales, la muerte de un ser querido, la falta de amigos, y los fracasos son ejemplos que muestran el dolor que puede experimentar una persona que sufre y que llora para desahogarse.
Este es el principal efecto terapéutico del llanto: a veces, el dolor interno se exterioriza de este modo y logramos canalizar ese nudo en el estómago que produce malestar. Llorar es bueno para la salud pese a que, en ocasiones, tendamos a dar el consejo equivocado a un amigo que sufre y pretendemos minimizar su dolor diciéndole: «No llores». ¿Por qué llorar es sano?