Hay una fuente de conflicto habitual en las parejas: uno de ellos espera que el otro cambie y, sin embargo, ese cambio no se produce o no se mantiene a largo plazo. En ocasiones, parece que se produce un giro positivo tras una discusión que, tras su correspondiente reconciliación, da lugar a unos días de aparente plenitud. El cambio es muy complejo por dos razones principales. En primer lugar, no basta con expresar la intención de cambiar un aspecto concreto. Esa decisión tiene que estar acompañada por actos y gestos que exteriorizan el compromiso asumido. Además, el cambio, como parte de la transformación personal, es interno. Por ejemplo, por mucho que tu pareja te insista en que espera ver un cambio en ti, la última decisión en torno a esa cuestión es tuya. ¿Qué hacer cuando tu pareja no cambia aunque tú le insistas para que lo haga?
La motivación no es externa sino interna. A pesar de ello, uno de los mitos que se integra en el universo del amor romántico es aquel que se resume en la siguiente frase: “Si verdaderamente me quiere, cambiará por mí”. Pero esa expectativa romántica, al igual que otras creencias, no alimenta el amor sino la frustración en la pareja. ¿Qué hacer cuando tu pareja no cambia, aunque tú le insistas?
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