En la vida encuentras muchos tipos de amigos diferentes. Y uno de los mayores misterios que seguro que habrás descubierto en algún momento es que el tiempo no es un factor determinante a la hora de poder confiar en una persona. Existe algo que se llama intuición interior, fe en el otro o simplemente, corazonadas que te indican que te encuentras ante alguien que te valora y que te aprecia.
Existe una actitud equivocada en la amistad y es la de aquellos que se encierran en su pandilla de la infancia y actúan como si ya no necesitasen nada más. Lo cierto es que desde un punto de vista emocional, resulta una ignorancia extrema el hecho de dejar de lado a alguien que te puede aportar algo bueno.
¿Dónde está la clave de la amistad? En la reciprocidad. Eso no significa que haya que ir midiendo de forma obsesiva quien da más o menos, para empezar, porque a lo largo de una amistad hay etapas de todo tipo. Por ejemplo está claro que si ahora mismo tienes un amigo que no se encuentra bien a nivel emocional, serás tú quien pondrá más de su parte. Pero puede que en el futuro la situación sea diferente.
Hay personas que en su vejez, conservan vínculos de amistad con personas a las que conocen desde hace muchos años. La realidad es que todos necesitamos tener testigos de vida. Personas con las que compartir un pedacito de nuestro presente. A los amigos se les quieren, debes estar con ellos cuando te necesiten, y poner en práctica ese arte, tan difícil en algunas ocasiones, del perdón. El perdón es el único que te permite empezar de nuevo.
Hay amigos que son especiales en tu corazón. Ocupan un lugar diferente y privilegiado y la realidad es que se trata de algo que va más allá de la lógica racional ya que no siempre existe una causa concreta para poder determinar que alguien te produzca un sentimiento especial.
La comunicación y la confianza son dos de los regalos más bonitos que podrán hacerte tus verdaderos amigos. El hecho de poder crear a través de una conversación íntima un microcosmos de dos personas es algo fascinante desde un punto de vista psicológico y emocional. Hay personas con las que el tiempo se te hace eterno, mientras que existen otras, con las que no te separarías nunca.
Los amigos que conoces en tu madurez pueden ser mucho más verdaderos que aquellos que conoces en tu infancia. Sencillamente, por una razón, porque conforme mayor eres mejor te conoces a ti mismo, por tanto, también sabes mucho mejor qué es lo que buscas en los demás y qué esperas de aquellos que te rodean.
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