Todos cometemos errores y más cuando convivimos en pareja. Pero siempre es positivo pedir perdón cuando hemos cometido una falta u ofendido de alguna manera a la otra persona.
Pedir perdón y tener la capacidad de perdonar, es un gesto saludable y que permite seguir sin resentimientos construyendo la pareja.
Aprender a pedir perdón es una de las claves para una relación de pareja duradera y exitosa.
Sentir la necesidad de pedir perdón cuando cometemos un error, significa que de verdad nos arrepentimos por la falta cometida, que deseamos reparar ese error y en lo posible que deseamos no volver a cometerlo.
La expresión de un perdón sincero, expresa la voluntad de querer cambiar aquello que le está haciendo mal a la pareja.
Lamentablemente, no todas las personas son capaces de pedir perdón y de perdonar y de reconocer estar equivocados. El falso orgullo, es el principal motivo de no reconocer que nos hemos equivocado.
Pedir perdón y perdonar, implica ponerse en el lugar del otro, tratar de sentir lo que una persona experimenta cuando es ofendida, maltratada o despreciada.
La disculpa, lejos de ser un acto de debilidad, es un gesto maravilloso para afianzar la relación.
Para pedir perdón, es necesario ser honestos y no decirlo sólo para salir airosos de una situación.
No esperar demasiado tiempo para pedir perdón. Esperar mucho tiempo en reconocer que nos equivocamos, puede agravar la situación y dar a pensar que tratamos de encubrir el hecho.
Es necesario encontrar las palabras adecuadas para pedir perdón, de lo contrario podemos empeorar las cosas.
Reflexionar en pareja sobre lo sucedido, ayudará a descomprimir las cosas y poder entablar una comunicación sincera y adulta, ayudará a pedir perdón y perdonar.
Reconocer que nos equivocamos, nos ayudará a aprender de los errores y trata de mejorar por el bienestar de la pareja.
El pedir perdón en la pareja, debe ser un aprendizaje diario y una de las buenas prácticas que necesariamente debe tener una relación saludable.
Pedir perdón no es fácil, pero es un gesto loable que bien merece la pena practicarlo, por el propio bien y el de la pareja.
Imagen de Lore & Guille tomada de Flickr