A nivel emocional, existen sentimientos como la envidia, la soberbia o el orgullo que son nocivos para el bienestar con uno mismo. En cambio, la humildad favorece la relación positiva con uno mismo y también con los demás. El soberbio tiene un concepto distorsionado de sí mismo y de su propio valor que le conduce a tratar a los demás desde la superioridad. Detrás de esa vanidad, existen enormes carencias afectivas por eso necesita llamar la atención del otro aunque a veces no sea de la manera adecuada. Y necesite el contacto detrás de un mal gesto o una expresión incorrecta.
En la amistad también es fundamental la actitud de la humildad para poder generar confianza y empatía en el otro. El humilde comprende y escucha hasta el infinito. En cambio, el soberbio juzga y critica sin medida. La comprensión es constructiva y fortalece el vínculo afectivo a lo largo del tiempo.
En cambio, la crítica constante y sin fundamento sólo destruye una relación ya que debemos aprender a aceptar que cada persona es libre y responsable de sus actos y decisiones. (más…)