No es un paraíso ideal, sin embargo, la realidad del amor es que en ocasiones se termina ya sea por una parte o por ambas. En una relación de pareja es suficiente con que uno de los miembros quiera romper para que la historia ya no tenga ningún sentido.
Amar sin ser correspondido es un dolor que obliga a marcar distancia de por medio. Las estadísticas muestran que muchas separaciones y divorcios se producen después del verano, una época del año en la que las familias, conviven más. Y esta convivencia produce un efecto de lupa que agranda los defectos y las manías al máximo.