Cuando somos niños tendemos a rodearnos de amigos que tienen nuestra misma edad para poder compartir el proceso de crecimiento de una forma equitativa. Además, durante esos años, generalmente, solo encontramos amigos en el colegio, en alguna actividad extraescolar o en las vacaciones de verano. Sin embargo, con el paso de los años, desde la óptica de la madurez, nos damos cuenta de que la amistad intergeneracional es muy gratificante para el ser humano.
La base de la amistad va mucho más allá de la edad, por eso, los años no determinan la relación con una persona. Lo cierto es que los ancianos sí tienen un margen más limitado para poder hacer nuevas amistades, sencillamente, porque existen pocos espacios en los que la vejez tenga un protagonismo positivo y notable. (más…)