El término amor alcanza su máxima expresión a través del amor incondicional. Un amor que se muestra de forma visual en las historias que se consolidan a lo largo del tiempo. Sin embargo, pese a que las comedias románticas muestran un flechazo instantáneo entre los protagonistas principales de la trama, en la vida real, nadie puede saber durante los primeros meses o el primer año de noviazgo, si se encuentra o no ante el gran amor de su vida.
Cada vez que surge una nueva ilusión, el enamorado siente la fuerza de la eternidad, sin embargo, en muchos casos la realidad le demuestra lo contrario. Por esta razón, el amor incondicional no es solo aquel que se encuentra al formar pareja con una persona compatible sino también, aquel que se construye día a día a largo plazo.
Una de las condiciones fundamentales del amor incondicional es el respeto mutuo como base del crecimiento personal como pareja y como seres individuales. Es decir, este concepto no encaja en los tópicos del amor romántico, ni en el ideal de media naranja. Dos personas solo pueden amarse de modo incondicional cuando son libres de verdad y se eligen mutuamente para compartir una vida en común pero no para ser dos en uno.