Mucha gente piensa que el uso de la palabra, es la única forma de comunicarse y de ligar con otra persona.
Pero existen varias técnicas para ligar, tanto o incluso más efectivas que las palabras. Se puede ligar con la mirada, ligar usando el carisma, ligar con halagos.
La suerte empieza por uno mismo, es decir, depende de la actitud que cada persona adopta ante las circunstancias externas. Muchas personas enlazan una ruptura tras otra, sin pararse a pensar en qué pueden estar fallando para no encontrar una pareja definitiva. Por ello, aquí tienes unos sencillos consejos para cambiar tu suerte en el amor y mejorar tus relaciones personales:
Antes de afrontar el tema de las citas a ciegas conviene puntualizar una cuestión. Este tipo de plan romántico pero a la vez, improvisado no está hecho para todas las personas. Es decir, existe gente que se siente muy incómoda ante la incertidumbre de conocer de este modo a la otra persona, por ello, es mejor evitar este plan.
Para encontrar el amor es esencial que te sientas bien frente al otro. Por tanto, si te sientes identificado con una cita a ciegas, sé sincero con tus amigos y familiares y diles que no te gusta que tengan el afán de emparejarte. Entre otras cosas, porque esa obsesión también puede llevarte a sentirte agobiado cuando en realidad vives la soltería como algo normal y natural (así debe ser).
Pero en caso de que una cita a ciegas te parezca una idea excelente entonces, aquí tienes algunas ideas para afrontarla con éxito:
Si estás soltera y buscas pareja entonces, debes estar atenta y no dejarte seducir por cualquier hombre, sencillamente, porque es al principio de una relación cuando estás a tiempo de alejarte y analizar quién no te conviene. Aquí tienes una serie de rasgos que merece la pena tener en cuenta:
La seducción no sólo remite al amor, es decir, también existe seducción en la amistad en tanto que a veces, puedes quedar fascinado por la sabiduría de otra persona, por su carisma, por su elegancia, por su modo de ser… Sin embargo, el ideal de atracción queda englobado en la seducción, en el ideal de un amor correspondido.
