Muchas parejas viven con tristeza al echar de menos una idealidad del amor vivida en el noviazgo. Con el paso de los años, muchos hombres y mujeres se estancan en la rutina, descuidan su relación de pareja, dan el mínimo, descargan sus problemas de trabajo en casa… La relación parece estar dormida cuando sientes que tu pareja te ha dejado en un segundo plano, hace siglos que no te ha dicho que te quiere y reacciona con una indiferencia absoluta ante tus iniciativas románticas.

Cuando una relación de pareja marcha bien, lo habitual suele ser querer gritar esa dicha a los cuatro vientos. En cambio, cuando se produce el efecto contrario existe una tendencia habitual a ocultar la situación. Es curioso que existen parejas con una hipocresía total que se muestran como aparentemente felices en los planes sociales cuando la realidad es bien distinta.
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Los celos siempre son enfermizos, solo en el momento en que dejas de poner excusas para justificar lo injustificable puedes avanzar y asumir que hay algo que no marcha bien en la actitud que tienes tú o tu pareja en la relación. La situación se complica mucho más cuando son las dos partes de la pareja las que se dejan llevar por los celos enfermizos en su día a día. En ese caso, la situación deriva en una relación enfermiza que causa un dolor inmenso.

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