Mereces ser feliz de verdad con todo lo que significa esta palabra en su máxima expresión. Cuando eres feliz, tu corazón se expande y flota de pura felicidad. Sin embargo, ante un sentimiento de tristeza, el corazón se constriñe y el malestar interior es notable. Sufrir por una persona que no te corresponde es como darte de bruces contra un muro. El amor de otra persona no se gana a base de compasión, pena o por insistir hasta el infinito. Nadie merece tus lágrimas porque tu bienestar está en tus manos y no en manos de un tercero.
Es normal que ante un desencanto personal se viva una etapa de duelo y de tristeza pero de ahí a convertir ese desencanto en un drama vital va un abismo. Siempre que eres consciente de tu propio valor, entonces, puedes poner en armonía tu orden de prioridades en la vida. No compensa mantener el interés en una persona que no muestra un interés recíproco. No compensa estar disponible para alguien que tiene su meta vital puesta en otro punto de mira. Tampoco compensa ser amigo de alguien que en realidad te gusta como algo más. ¿Cómo curar un desamor? A través del amor propio.