
El amor es sentimiento, pero va mucho más allá de este plano. La voluntad, un concepto clave en el ser humano, también teje las relaciones personales. Y es que, la voluntad de querer y amar a otra persona es sinónimo de compromiso, perseverancia, implicación, cuidado… En ausencia de esta, el ser humano, incluso el más enamorado, pronto puede encontrar motivos y razones para no esforzarse. El amor, aunque suene poco romántico, también supone esforzarse por entender al otro y no pensar únicamente en uno mismo. Sin embargo, es un esfuerzo que no se vive como una carga, al menos, cuando existe un sentimiento profundo y verdadero. Es una elección que se renueva cada día. ¿Qué es la voluntad de querer y amar a otra persona?
La voluntad de amar a otra persona
Cuando te enamoras de alguien, y todavía no le conoces profundamente, puedes sentir el deseo de descubrirlo todo de esa persona. Pues bien, el conocimiento del otro es constante en una relación a largo plazo. Sus ilusiones, sus expectativas, su realidad interior y sus circunstancias cambian. La voluntad de amar a otra persona implica poner atención en un claro propósito: entenderla y comprenderla en su ser y en su esencia.
Saber que, incluso aunque te sientes íntimamente vinculado a ella, es diferente a ti. Tú puedes estar a su lado, acompañarle y avanzar a su paso. Pero su perspectiva no tiene por qué ser idéntica a la tuya. Cuando existe la voluntad de amar, se superan mejor los conflictos y la base de la relación es más sólida. En definitiva, surge un encuentro más auténtico con el otro. Es una perspectiva que puedes considerar si estás enamorado o deseas buscar pareja.
Cómo practicar la voluntad de amar a otra persona
¿Cómo practicar la voluntad de amar a otra persona en la práctica?
1. No le repitas sus errores y carencias
No ignores aquellas partes del otro que te resultan menos atractivas. Pero no encasilles o etiquetes a ese alguien único e irrepetible a partir de una mirada reduccionista (especialmente, en los momentos de enfado). Amplía la perspectiva para abrazar al otro en su plenitud.
2. El amor es una elección consciente
No elegiste enamorarte de esa persona en concreto, pero, con el paso del tiempo, sí puedes elegir quererle cada día. Es decir, tienes la posibilidad de reafirmarte más allá del sentimiento para seguir a su lado. Habrá momentos en los que no será fácil. Sin embargo, si inicias una historia de amor creyendo que el amor solo tiene sentido cuando todo fluye con la máxima sencillez, tal vez estás perdiendo de vista qué hay más allá. Y es que, existen otros grados de amor que pueden ayudarte a descubrir el sentimiento y la relación desde otra profundidad. Más allá del estereotipo romántico de las frases de amor eterno, el amor se cultiva cada día.
3. Respeta su intimidad ante otras personas
La voluntad de amar también se materializa en aquellos momentos y situaciones en los que necesitas compartir algún aspecto vinculado con tu vida de pareja con alguien cercano. Es decir, necesitas hablar de algo que te preocupa o que produce en ti un sentimiento determinado. La sensibilidad para hablar del otro es clave para tener en cuenta el respeto que merece. Es importante establecer unos límites éticos en relación con aquello que se comparte, y también, para decidir con quién se comparte esa confianza.
4. Ama desde la admiración
La intensidad y la magia de la primera etapa de la relación evoluciona. Pero, más allá de las ganas por ver al otro o las mariposas en el estómago, existen otras formas de amar más profundas que pueden sostenerse a lo largo del tiempo: la admiración es clave. ¿Admiras a la persona que quieres y se lo demuestras de verdad? ¿Tiendes a no exteriorizar elogios o aspectos positivos del vínculo que os une en común? Hay muchas personas de las que podrías haberte enamorado, sin embargo, te enamoraste o te enamorarás de alguien en concreto. Y, si también eres correspondido, ese es un pequeño milagro del amor.
Las películas y las grandes historias de amor de la literatura parecen poner el acento en el sentimiento. Pero amar también es un acto de la voluntad, un compromiso y una elección. Evidentemente, desde la libertad, el ser humano también puede tomar la decisión de dejar de estar vinculado con otra persona. Sin embargo, en tiempos en los que parece que los vínculos afectivos rozan la línea de la inestabilidad y la fragilidad, como muestra el amor líquido, la voluntad de amar teje unos cimientos más sólidos.
Sin duda, a veces, es muy difícil poner en práctica esta voluntad de amar a otra persona. Por ello, es tan necesario recordar el sentido de la voluntad en el amor. ¿Cuál es tu visión sobre esta reflexión humanista, psicológica y filosófica?