El perdón es uno de los temas más complejos, a pesar de que a nivel anímico, como bien explica Luis Rojas Marcos, autor que destaca la importancia de la resiliencia como capacidad para superar los problemas, el perdón es un acto de libertad que beneficia, principalmente, a quien deja de ser esclavo del rencor. Sin embargo, todo tiene su proceso, y no todas las heridas se superan pronto. Un estudio elaborado por el centro “Mente, Cerebro y Comportamiento” de la Universidad de Granada concluye que el perdón sirve para acercar posturas a nivel emocional, aunque eso no significa de un modo necesario una reconciliación ya sea en el caso de amigos o pareja. La capacidad tiene un límite. Un límite que para cada persona es diferente a partir de distintas circunstancias: la propia situación personal, la imagen que una persona tiene de su pareja, la gravedad del hecho y cómo confronta lo ocurrido con los propios valores personales.
La capacidad de perdón también puede colmarse a partir del efecto de acumulación que produce la sensación de una olla a presión, es decir, llega un momento en el que ocurre algo más y todo se desborda porque ya no hay espacio para tantas insatisfacciones. Y sin duda, alejarse para que te valoren no es una solución, ya que alguien que te quiere va a apreciar tu compañía.
Superar los conflictos en pareja
Sin embargo, una de las verdaderas trampas del amor romántico es que viene marcado por la idealización de una relación sin fisuras, totalmente edulzcorada. En la realidad de la vida, no solo tú vas a perdonar decepciones a tu pareja, sino que también tu pareja te va a perdonar a ti. Ya que además, los seres humanos somos tan complejos que a partir de las expectativas equivocadas, también podemos sentirnos heridos por algo que en realidad no esconde un motivo de malestar.
Aprender a perdonar significa superar un hecho de verdad, sin que vuelva a surgir esa insatisfacción en el momento más inesperado en forma de reproches con cualquier excusa más reciente. La realidad es que en la práctica de la vida, también ocurre que la propia experiencia rompe tus esquemas. Algunas personas que no pensaron que serían capaces de perdonar una infidelidad, cuando se vieron en esa situación, cambiaron su perspectiva respecto de ese asunto. También ocurre a la inversa.
Pero si hay algo que generalmente nos cuesta más perdonar son nuestros propios errores. Especialmente, las personas muy exigentes consigo mismas, tienden a un nivel de perfección que resulta imposible de cumplir en la práctica. La necesidad de perdón refleja el punto débil del ser humano, esté enamorado o no: la incoherencia entre pensamiento y acción. ¿Cuántas heridas emocionales se producen en el amor por aquello que uno dijo y finalmente no cumplió?
Cuándo perdonar y cuándo no
La necesidad de perdón en una relación de pareja es evidente en un proceso de terapia cuando los implicados deben tomar conciencia en algún momento de que si de verdad quieren luchar por su relación, deben mirar hacia adelante, y no hacia atrás. Y si ambos riguen recordando hasta el infinito los trapos sucios de esa historia, entonces, es imposible salvar el amor.
No se trata de perdonarlo todo, de hecho, nunca debes seguir en una relación que daña tu dignidad, tu autoestima y tu amor propio. No perdones nada que limite tu libertad de un modo recurrente, afectando a tu desarrollo personal. O mejor dicho, perdona para ser libre a nivel emocional, pero no continúes con esa persona. Las frases de despedida de amor te recuerdan que decir adiós a tiempo es un acto de sabiduría cuando una relación no da más de sí.
El perdón es una decisión que en algunos casos, puede salvar una relación del ocaso. No en cuestión de un minuto sino marcando un nuevo punto de partida hacia un nuevo modo de hacer las cosas.