
Un ultimátum nunca debe convertirse en un recurso recurrente en la relación de pareja. En caso de adoptar este mecanismo de forma habitual, es posible rozar el chantaje, el control, la búsqueda de superioridad o la manipulación. Pero tampoco deberías poner un ultimátum a tu pareja si no estás plenamente convencido de que vas a cumplirlo. En ocasiones, se va produciendo una acumulación de desencanto y resentimiento en las parejas. Y llega un momento en el que uno de los dos siente que sus ganas de continuar con el vínculo están llegando a su fin. Y, antes de romper definitivamente, busca un último intento. Quiere hacer reaccionar al otro para que despierte y se implique realmente. Cómo dar un ultimátum a la pareja: qué debes tener en cuenta en relación con este paso.
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