Existen discusiones y distanciamientos que, en ocasiones, se producen a partir de un juicio personal. Alguien interpreta de un modo negativo aquello que hace el otro, porque esa manera de proceder se aleja de sus propios valores y prioridades. Sin embargo, los juicios suelen crear una distancia: es habitual que quien se siente juzgado experimente el peso del rechazo o la falta de aceptación. En el blog de mobifriends te damos seis motivos par no juzgar las decisiones de tus amigos.
1. Es probable que no te guste sentirte juzgado
La amistad que ha alcanzado un buen nivel de madurez es aquella que refleja reciprocidad y correspondencia. El no juicio hacia el otro también se alinea con el propio deseo de no sentirte juzgado por los demás. La libertad es fundamental en el marco de una historia de amistad. Es decir, es positivo que cada amigo respete la libertad del otro en sus decisiones.
2. Evitar suposiciones
Con frecuencia, los juicios son precipitados y superficiales. El sujeto interpreta desde su punto de vista la situación del otro. Pero el punto de vista personal no alcanza a comprender todos los matices y variables que se enmarcan en el proceso vital del amigo. Factores que, por el contrario, él sí percibe desde su posición y perspectiva. Es recomendable cuidar el diálogo en un vínculo de confianza.
Por ello, en lugar de presuponer, conviene preguntar para responder dudas. Pues bien, en el marco de una amistad tampoco es aconsejable someter al otro a un interrogatorio sobre las causas, los motivos y las razones que explican su forma de proceder. Especialmente, si se trata de una cuestión que tiene que ver con su propia vida pero no afecta de un modo negativo a terceras personas.
3. Fortalecer los cimientos de la amistad
A veces, algunos cambios son sencillos en su apariencia, sin embargo, producen una transformación positiva en las relaciones. Dejar de juzgar es un proceso de aprendizaje que no solo puede centrarse en la conexión con los demás, sino también en el trato hacia uno mismo.
Es decir, el peso del juicio también pone el acento en el diálogo interno que alimenta la culpa y el miedo. Pues bien, la calidad de la amistad crece cuando los cimientos de la relación se basan en el respeto, la colaboración y el compromiso. El juicio constante, por el contrario, debilita la amistad.
4. Aprender
Las decisiones de los amigos muestran que el ser humano tiene la capacidad de actuar de maneras muy diferentes ante situaciones similares. No renuncies a tu experiencia o a tu criterio personal. Es decir, puedes extraer aprendizajes y conclusiones a partir de tus vivencias.
Pero este aprendizaje es más rico y extenso cuando se enriquece con otras historias que percibes desde un punto de vista externo. No estás implicado como protagonista en ese proceso, pero sí puedes percibir la superación personal, la autonomía y la determinación de aquellos amigos que protagonizan nuevos retos.
Generalmente, cada persona hace aquello que considera más conveniente ante un desafío personal. Tal vez en el futuro se arrepienta o valore la alternativa de haber obrado de un modo distinto. Pero las decisiones, incluso las más complejas, se toman en presente.
5. Son sus decisiones y sus consecuencias
Una persona hace frente a sus decisiones y, por tanto, experimenta las consecuencias que se derivan de las medidas que ha tomado. La amistad sí supone brindar apoyo o consuelo cuando las consecuencias no son favorables. También se muestra en la celebración de los efectos positivos.
Incluso cuando un amigo te pide que le des un consejo porque se encuentra en una situación difícil, dicho consejo no debe ser directivo. Es decir, no debe determinar lo que tiene que hacer el otro. Es libre de elegir un camino diferente. Las frases de amor y amistad suelen transmitir los valores de la comprensión, la sensibilidad, el respeto, la cercanía… Es decir, la falta de juicio.
6. Potenciar la unión y la cercanía
El juicio constante puede llegar a romper incluso una amistad fuerte y sólida. Especialmente, cuando se aplica sobre decisiones y circunstancias que no tienen que ver con uno mismo sino con el otro. En definitiva, tú sí tienes algo que decir en aquellas cuestiones que te afectan directamente como protagonista. Si un amigo hace algo que impacta en tu propio mundo, puedes poner ese aspecto en común para establecer límites si lo crees conveniente.
Pero, con relativa frecuencia, los juicios se dirigen hacia una dirección diferente: dejan una huella en el mundo del otro y se interpretan como una invasión al espacio personal.
¿Qué otros motivos para dejar de juzgar las decisiones de un amigo quieres añadir a continuación? ¿Qué aprendizajes has adquirido cuando te has sentido juzgado por alguien o cuando te has arrepentido de haber cometido ese error con otra persona?