El perdón es uno de los temas más complejos, a pesar de que a nivel anímico, como bien explica Luis Rojas Marcos, autor que destaca la importancia de la resiliencia como capacidad para superar los problemas, el perdón es un acto de libertad que beneficia, principalmente, a quien deja de ser esclavo del rencor. Sin embargo, todo tiene su proceso, y no todas las heridas se superan pronto. Un estudio elaborado por el centro “Mente, Cerebro y Comportamiento” de la Universidad de Granada concluye que el perdón sirve para acercar posturas a nivel emocional, aunque eso no significa de un modo necesario una reconciliación ya sea en el caso de amigos o pareja. La capacidad tiene un límite. Un límite que para cada persona es diferente a partir de distintas circunstancias: la propia situación personal, la imagen que una persona tiene de su pareja, la gravedad del hecho y cómo confronta lo ocurrido con los propios valores personales.
La capacidad de perdón también puede colmarse a partir del efecto de acumulación que produce la sensación de una olla a presión, es decir, llega un momento en el que ocurre algo más y todo se desborda porque ya no hay espacio para tantas insatisfacciones. Y sin duda, alejarse para que te valoren no es una solución, ya que alguien que te quiere va a apreciar tu compañía.